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Es una de la causa más habitual de discapacidad en el adulto mayor.

Es una enfermedad reumática degenerativa más común. Con el paso del tiempo puede ocasionar el desgaste del cartílago articular.

De hecho ese desgaste produce el roce de los huesos. Esto es doloroso e incapacita a los adultos mayores para desplazarse libremente.

Esta enfermedad afecta en mayor medida a las siguientes zonas del cuerpo: Caderas, Rodillas, Cuello, Espalda, Manos, Pies.

Pese a ello se desconoce el motivo real que determina esta patología, se cree en factores de distintas teorías. El tratamiento en la actualidad es paliativo.

Existen algunos factores de riesgo asociados a su aparición:

  1. Edad: aumenta de forma exponencial a partir de los 50 años.
  2. Sexo: afecta sobre todo a mujeres mayores de 50-55 años.
  3. Genética: puede ser también una enfermedad hereditaria. La herencia genética en el desarrollo de la artrosis puede llegar a ser hasta de un 65%.
  4. Actividad laboral: la repetición de los movimientos articulares puede llevar, a largo plazo, a la sobrecarga articular. Por eso, determinadas actividades laborales (peluqueras, albañiles, etc.), pueden provocar la aparición de artrosis.
  5. Actividad física elevada: los deportistas de élitetienen mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.
  6. Menopausia: la disminución de los niveles de estrógenos que se produce con la llegada de la menopausia es uno de los factores de riesgo para su desarrollo.
  7. Obesidad: no parece participar en el desarrollo de artrosis, pero sí que puede agravarla en determinadas articulaciones como las rodillas.
  8. Traumatismos: fracturas y lesiones pueden ser un factor desencadenante.

Se recomienda adoptar hábitos de vida saludables como:

  • Realizar ejercicio físico, especialmente aeróbico. La natación y los ejercicios en el agua suelen ser una buena opción.
  • Combatir el sobrepeso y llevar una alimentación equilibrada, rica en calcio.
  • Terapias farmacológicas con analgésicos y antiinflamatorios para eliminar el dolor pueden ser una buena opción.
  • Sólo en las fases más tardías de la enfermedad, cuando hay un importante trastorno funcional y dolor refractario, se aconsejan las cirugías como artroscopias o sustituciones articulares.

Sus objetivos principales son:

  1. Disminuir el dolor y combatir la inflamación.
  2. Mantener o aumentar si es posible la movilidad articular.
  3. Aumentar la estabilidad articular mediante la prevención de la atrofia muscular.
  4. Retrasar la evolución de la enfermedad.
  5. Mantener la independencia funcional.
  6. Prevenir las deformidades y contracturas.
  7. Establecer medidas de ahorro articular.
  1. Diagnóstico precoz.
  2. Educación postural en el trabajo o en labores de casa.
  3. Ejercicio físico compensador de desequilibrios producidos en ciertos trabajos.
  4. Movilidad de puestos de trabajo.
  5. Evitar excesos deportivos.
  6. Uso de material adecuado.
  7. Evitar la obesidad.

Tratamiento quirúrgico: Puede ser necesario en caso de dolor persistente e intenso, aunque también deberá considerarse el número de articulaciones afectadas ya que el resultado final será más satisfactorio cuando exista sólo una articulación seriamente afectada que cuando sean varias.  Se opta por este tratamiento cuando a nivel radiológico y clínico la artrosis suponga muchos dolores e incapacidad para la vida diaria.

Fisioterapia Para Artrosis

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Fisioterapia Para Artrosis

Es una de la causa más habitual de discapacidad en el adulto mayor.

Es una enfermedad reumática degenerativa más común. Con el paso del tiempo puede ocasionar el desgaste del cartílago articular.

De hecho ese desgaste produce el roce de los huesos. Esto es doloroso e incapacita a los adultos mayores para desplazarse libremente.

Esta enfermedad afecta en mayor medida a las siguientes zonas del cuerpo: Caderas, Rodillas, Cuello, Espalda, Manos, Pies.

Pese a ello se desconoce el motivo real que determina esta patología, se cree en factores de distintas teorías. El tratamiento en la actualidad es paliativo.

Existen algunos factores de riesgo asociados a su aparición:

  1. Edad: aumenta de forma exponencial a partir de los 50 años.
  2. Sexo: afecta sobre todo a mujeres mayores de 50-55 años.
  3. Genética: puede ser también una enfermedad hereditaria. La herencia genética en el desarrollo de la artrosis puede llegar a ser hasta de un 65%.
  4. Actividad laboral: la repetición de los movimientos articulares puede llevar, a largo plazo, a la sobrecarga articular. Por eso, determinadas actividades laborales (peluqueras, albañiles, etc.), pueden provocar la aparición de artrosis.
  5. Actividad física elevada: los deportistas de élitetienen mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.
  6. Menopausia: la disminución de los niveles de estrógenos que se produce con la llegada de la menopausia es uno de los factores de riesgo para su desarrollo.
  7. Obesidad: no parece participar en el desarrollo de artrosis, pero sí que puede agravarla en determinadas articulaciones como las rodillas.
  8. Traumatismos: fracturas y lesiones pueden ser un factor desencadenante.

Se recomienda adoptar hábitos de vida saludables como:

  • Realizar ejercicio físico, especialmente aeróbico. La natación y los ejercicios en el agua suelen ser una buena opción.
  • Combatir el sobrepeso y llevar una alimentación equilibrada, rica en calcio.
  • Terapias farmacológicas con analgésicos y antiinflamatorios para eliminar el dolor pueden ser una buena opción.
  • Sólo en las fases más tardías de la enfermedad, cuando hay un importante trastorno funcional y dolor refractario, se aconsejan las cirugías como artroscopias o sustituciones articulares.

Sus objetivos principales son:

  1. Disminuir el dolor y combatir la inflamación.
  2. Mantener o aumentar si es posible la movilidad articular.
  3. Aumentar la estabilidad articular mediante la prevención de la atrofia muscular.
  4. Retrasar la evolución de la enfermedad.
  5. Mantener la independencia funcional.
  6. Prevenir las deformidades y contracturas.
  7. Establecer medidas de ahorro articular.
  1. Diagnóstico precoz.
  2. Educación postural en el trabajo o en labores de casa.
  3. Ejercicio físico compensador de desequilibrios producidos en ciertos trabajos.
  4. Movilidad de puestos de trabajo.
  5. Evitar excesos deportivos.
  6. Uso de material adecuado.
  7. Evitar la obesidad.

Tratamiento quirúrgico: Puede ser necesario en caso de dolor persistente e intenso, aunque también deberá considerarse el número de articulaciones afectadas ya que el resultado final será más satisfactorio cuando exista sólo una articulación seriamente afectada que cuando sean varias.  Se opta por este tratamiento cuando a nivel radiológico y clínico la artrosis suponga muchos dolores e incapacidad para la vida diaria.

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