La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso de manera crónica y progresiva.
Se conoce comúnmente como enfermedad de Parkinson en referencia a James Parkinson, el doctor que la describió por primera vez en 1817 en su monografía Un ensayo sobre la parálisis agitante (An essay on the shaking palsy).
La EP se caracteriza por la pérdida (o degeneración) de neuronas en la sustancia negra, una estructura situada en la parte media del cerebro. Esta pérdida provoca una falta de dopamina en el organismo, una sustancia que transmite información necesaria para que realicemos movimientos con normalidad. La falta de dopamina hace que el control del movimiento se vea alterado, dando lugar a los síntomas motores típicos como el temblor en reposo o la rigidez.
Los síntomas comienzan lentamente, en general, en un lado del cuerpo. Luego afectan ambos lados. Algunos son:
- Temblor en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula y la cara
- Rigidez en los brazos, las piernas y el tronco
- Bradicinesia: Lentitud de los movimientos
- Problemas de equilibrio y coordinación
- Anomalías posturales
- Trastornos del equilibrio
- Trastornos del sueño
- Estadío 1: Síntomas leves, afectan sólo a una mitad del cuerpo.
- Estadío 2: Síntomas ya bilaterales, sin trastorno del equilibrio.
- Estadío 3: Inestabilidad postural, síntomas notables, pero el paciente es físicamente independiente.
- Estadío 4: Incapacidad grave, aunque el paciente aún puede llegar a andar o estar de pie sin ayuda.
- Estadío 5: Necesita ayuda para todo. Pasa el tiempo sentado o en la cama.
Solamente el 15 por ciento de los afectados de párkinson llega a padecer un grado de deterioro motor tan grave que necesite ayuda constante para hacer cualquier actividad, dependa de otras personas y se pase la mayor parte del tiempo en una silla o en la cama, sin poder moverse en absoluto por sí mismo.
La fisioterapia tiene como objetivo mejorar la calidad de los movimientos, el control postural, la marcha y la estabilidad; así como reducir la espasticidad, los temblores y la fatiga. Todo ello encaminado a fomentar la autonomía personal.
Los pacientes con la enfermedad de Parkinson o con Parkinsonismos tienen alterada su capacidad para moverse y, en la mayoría de casos, se ven afectadas las actividades de la vida diaria y se reduce su calidad de vida.
En contra de lo que se podría pensar, la afectación motora no es la única, sino que estos pacientes presentan también trastornos de la sensibilidad así como alteraciones cognitivas como problemas de atención, memoria.
Algunos de los objetivos generales del tratamiento rehabilitador son:
Objetivos Generales
- Mejorar las capacidades del paciente para las actividades de la vida diaria.
- Mejorar la adaptación psíquica y emocional a través del movimiento y de la experiencia del cuerpo.
- Informar a la familia de las dificultades del paciente para poder actuar de manera adecuada ante cualquier problema.
Objetivos Específicos:
- Integrar actividades cognitivo-motoras durante la realización de las diferentes funciones: deambulación, manipulación y funciones del tronco en relación a las extremidades.
- Mejorar la representación mental del movimiento y las capacidades de anticipación del mismo. Incidir sobre las capacidades de anticipación presentes en cualquier persona, que con la lesión se ven disminuidas y son muy importantes para poder planificar los distintos movimientos.
- Mejorar las informaciones táctiles, informaciones de las articulaciones, para poder establecer una correcta relación con los objetos.
Reeducar las transferencias a partir de las informaciones somestésicas.
La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso de manera crónica y progresiva.
Se conoce comúnmente como enfermedad de Parkinson en referencia a James Parkinson, el doctor que la describió por primera vez en 1817 en su monografía Un ensayo sobre la parálisis agitante (An essay on the shaking palsy).
La EP se caracteriza por la pérdida (o degeneración) de neuronas en la sustancia negra, una estructura situada en la parte media del cerebro. Esta pérdida provoca una falta de dopamina en el organismo, una sustancia que transmite información necesaria para que realicemos movimientos con normalidad. La falta de dopamina hace que el control del movimiento se vea alterado, dando lugar a los síntomas motores típicos como el temblor en reposo o la rigidez.
Los síntomas comienzan lentamente, en general, en un lado del cuerpo. Luego afectan ambos lados. Algunos son:
- Temblor en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula y la cara
- Rigidez en los brazos, las piernas y el tronco
- Bradicinesia: Lentitud de los movimientos
- Problemas de equilibrio y coordinación
- Anomalías posturales
- Trastornos del equilibrio
- Trastornos del sueño
- Estadío 1: Síntomas leves, afectan sólo a una mitad del cuerpo.
- Estadío 2: Síntomas ya bilaterales, sin trastorno del equilibrio.
- Estadío 3: Inestabilidad postural, síntomas notables, pero el paciente es físicamente independiente.
- Estadío 4: Incapacidad grave, aunque el paciente aún puede llegar a andar o estar de pie sin ayuda.
- Estadío 5: Necesita ayuda para todo. Pasa el tiempo sentado o en la cama.
Solamente el 15 por ciento de los afectados de párkinson llega a padecer un grado de deterioro motor tan grave que necesite ayuda constante para hacer cualquier actividad, dependa de otras personas y se pase la mayor parte del tiempo en una silla o en la cama, sin poder moverse en absoluto por sí mismo.
La fisioterapia tiene como objetivo mejorar la calidad de los movimientos, el control postural, la marcha y la estabilidad; así como reducir la espasticidad, los temblores y la fatiga. Todo ello encaminado a fomentar la autonomía personal.
Los pacientes con la enfermedad de Parkinson o con Parkinsonismos tienen alterada su capacidad para moverse y, en la mayoría de casos, se ven afectadas las actividades de la vida diaria y se reduce su calidad de vida.
En contra de lo que se podría pensar, la afectación motora no es la única, sino que estos pacientes presentan también trastornos de la sensibilidad así como alteraciones cognitivas como problemas de atención, memoria.
Algunos de los objetivos generales del tratamiento rehabilitador son:
Objetivos Generales
- Mejorar las capacidades del paciente para las actividades de la vida diaria.
- Mejorar la adaptación psíquica y emocional a través del movimiento y de la experiencia del cuerpo.
- Informar a la familia de las dificultades del paciente para poder actuar de manera adecuada ante cualquier problema.
Objetivos Específicos:
- Integrar actividades cognitivo-motoras durante la realización de las diferentes funciones: deambulación, manipulación y funciones del tronco en relación a las extremidades.
- Mejorar la representación mental del movimiento y las capacidades de anticipación del mismo. Incidir sobre las capacidades de anticipación presentes en cualquier persona, que con la lesión se ven disminuidas y son muy importantes para poder planificar los distintos movimientos.
- Mejorar las informaciones táctiles, informaciones de las articulaciones, para poder establecer una correcta relación con los objetos.
Reeducar las transferencias a partir de las informaciones somestésicas.